Cuando nos reunimos a almorzar en París, en 2018, hablamos de los ingredientes que Carlos consideraba esenciales para garantizar el bienestar, la alegría y el ímpetu que todavía sentía a su edad. Estos eran un entorno tranquilo en el seno de su querida familia; el amor, el reconocimiento y el respeto en sus relaciones con el resto del mundo; y, no menos importante: un emocionante proyecto a la espera de completarse. Carlos, con su característico brillo en la mirada, estaba siempre listo para nuevas empresas.
Un artista dinámico y un empresario virtuoso
¡Rara vez me había sentido tan bien abrazando y besando a un hombre mucho mayor! Con Carlos me parecía muy normal; su barba era de una suavidad celestial, y su abrazo daba consuelo y refugio. Su conducta siempre me dio la impresión de ser espontánea, auténtica y sin pretensiones. Nada en él era artificial; se involucraba de tú a tú, lleno de espíritu y con absoluta presencia.

Nuestras pláticas y transacciones en torno a las obras adquiridas para la Colección Daros Latinamerica fueron igual de transparentes y sinceras. Me llevó algún tiempo descubrir la plena dimensión del poder creativo de Carlos, que plasmaba con intensidad en las actividades realizadas en sus diversos estudios. Poco a poco, fui conociendo a los miembros de su familia y empecé a comprender con qué ingenio y elegancia logró involucrar a toda su familia en sus aventuras. La vida familiar y la profesional tienden a excluirse mutuamente. Con Carlos, sin embargo, sucedía lo opuesto.
Nunca he conocido un negocio de arte que funcione tan bien. Todo marchaba (y sigue marchando) como un reloj. Su equipo trabajaba con entusiasmo en los distintos talleres de producción, coordinados por el propio maestro, quien, a pesar de su edad se había convertido en un virtuoso digital. (“Hans, no te puedes imaginar lo fácil que es manejar todo ahora que tengo la computadora. ¡Ojalá hubiera tenido esta herramienta muchos años antes!”, me decía mientras tecleaba con gran entusiasmo.) Por medio de varios monitores, mantenía vivo contacto y un intercambio permanente de información con su gran equipo.
Un innovador artístico y un prodigioso inventor
Carlos siempre aprovechó la tecnología. Integraba las innovaciones tecnológicas en su producción artística tan pronto se hacían disponibles. Él mismo construía la maquinaria que requería para crear sus obras. Sus impresoras de alta tecnología se construyeron en estrecha y coordinada colaboración entre el fabricante y el estudio Cruz-Diez. Carlos no sólo fue un innovador artístico toda su vida, sino también un prodigioso inventor. Le encantaba llevar su arte a la perfección y mejorar incesantemente sus obras a la par de sus ideas. Cuando lo consideraba necesario, contrataba a sus propios arquitectos para sus proyectos en espacios públicos y, por supuesto, construyó su propio estudio fotográfico para documentar su trabajo. Su diligencia y amor por los detalles —sin los cuales su obra no sería viable— se extiende también a áreas como su archivo personal, que es de absoluta avanzada y sin parangón en el mundo del arte. Carlos también ha hecho provisiones sobresalientes para el futuro: incluso aquellas piezas que no cuentan con la “mano del artista” valen como trabajos independientes en el compendio de su producción. Además, sus obras más recientes pueden reproducirse bajo la supervisión del estudio, de modo que nunca se perderá ninguna obra. Este es otro ejemplo de la imperiosa sinceridad y transparencia de Carlos, algo que echamos de menos en muchos otros artistas de su tiempo.
Una mente aguda y una profunda humanidad

Más allá de todo esto, es imposible olvidar la mente de Carlos: increíblemente fresca, ágil e inteligente. Incluso cuando ya tenía una edad avanzada, constituía un reto intelectual para la mayoría de sus colegas. Ingenioso y agudo, sorteaba cualquier argumento con éxito, y a veces con cierta picardía. Carlos no gastaba energía en redundancias, así que no era raro que les recordara a sus colegas, durante las discusiones en nuestras mesas redondas, que no había tiempo que perder y que había que recurrir a cuestiones más básicas en lugar de dar inútiles vueltas en círculos. Su lógica era infalible y palmaria. Y cuando todo el mundo estaba cansado y quería regresar al hotel por la noche después de algún evento en Casa Daros, en Río de Janeiro, era Carlos quien señalaba que no pensaba irse a la cama todavía, así que ¿qué tipo de actitud era esa?
No me atrevería a evaluar la obra de este gran artista aquí; ya se ha hecho en otros espacios. Fue uno de los grandes de su tiempo. El arte óptico, el arte cinético y la abstracción geométrica serían impensables sin él. Y como todos los grandes artistas, se preocupaba principalmente por el asunto: en su caso, era el color en el espacio. Para él, el color no era una certeza, sino una circunstancia. Y esa idea se convirtió en un motor medular de su pensamiento y creación: La couleur comme réalité autonome.
Además de sus formidables instalaciones de luz, sus cromosaturaciones y una amplia gama de objetos y pinturas, también creó numerosas intervenciones singulares en espacios públicos en y entre La Habana, Caracas, Miami, Zúrich y la selva tropical, que son un testimonio convincente de su genio creativo. Sin embargo, lo que siempre tendré presente es el Carlos risueño y profundamente humano, que hasta sus últimos días abrazó su entorno lleno de curiosidad y con la alegría propia de un niño.

Hola Hans, qué bonito leerte y recordar esos lindos momentos con el Maestro. Esa obra en Rio, increíble proyecto … hace 10 años ya !!! Me gustaría retomar contacto contigo. Ahí dejo mi mail. Hasta pronto. Un abrazo
Que gran lección, mucho que aprenderle todavía, gracias Hans
Hoka Hans,
Que lindo homenaje!
Recuerdo a Carlos de una manera muy similar, y las experiencias que cuentas de ti interacción con el maestro también reflejan las mías.
Estoy preparando una instalación de gran escala en Auckland. Chromointerferance se presentará por primera vez en el espacio público en New Zealand… of all places!
Un abrazo
Gabriela
Gracias por este bello e intreseante artículo sobre un hombre tan maravilloso
Un abrazo
Preciosa y certera radiografía Hans, gracias por escribirla y compartirla.
Que bonita lembrança, Hans. Tocando como vc fala sobre CCD
Notable artista. Aun recuerdo su retrospectiva en el FAMuseum de Houston Texas. Donde Daros facilitó obras esenciales para entender si arte.
Gracias homenaje a un maestro 👨🏫