Arte Latinoamericano

¿Qué hace que el arte de América Latina sobresalga?

A lo largo de los años de intenso trabajo con el proyecto de la Colección Daros Latinamerica, muchas personas fuera de la cultura latinoamericana me han pedido que les diga lo que hace que el «arte de América Latina» sobresalga y cuáles son sus características específicas. Si trato de responder a preguntas tan generales, corro el riesgo de meterme en un lío. Pero no puedo esquivarlas para siempre, así que acepto el desafío.

¿Qué hace que el arte de América Latina sobresalga?

El arte contemporáneo es –ante todo– arte contemporáneo, sin importar su origen. No obstante, desde el primer momento en que me comprometí con el arte latinoamericano, noté que los involucrados en su creación y desarrollo estaban mucho más comprometidos, vivos y llenos de energía que sus colegas norteamericanos o del centro y norte de Europa. Una y otra vez, he aprendido que, para los creadores en esta región, el arte se concibe como una necesidad que surge de la vida misma y se vincula causalmente a ella. Comercializar su arte era mucho menos importante que para sus colegas europeos y norteamericanos. Para estos artistas, su actividad era menos una profesión que una vocación. Y les gustaba mucho hablar sobre sus ideas e ideales de una manera informada y reflexiva.

Conceptualismo lúdico

Luis Fernando Benedit, Proyecto huevos, 1975/1977, Gallina disecada, vidrio acrílico, madera y lápiz sobre papel; gallina en vitrina: 45 x 51 x 29,3 cm, caja de huevos: 23,7 x 74 x 26 cm, dibujo marcado: 77,7 x 107,8 x 3,2 cm; Fotografía: Dominique Uldry, Bern; Cortesía: Daros Latinamerica Collection, Zürich

Un fenómeno que llegué a reconocer en el transcurso de los años como un denominador común del arte de América Latina es lo que me gustaría llamar «conceptualismo lúdico». Es muy posible que mis propias preferencias me hayan llevado de forma inconsciente a fijar mi atención en este tipo de arte por encima de otros y, por lo tanto, a incluir muchas de estas obras en la Colección. Ahora bien, ¡no hubiera podido incluirlas si no hubieran existido!

A modo de ejemplo, me gustaría señalar a ciertos artistas: los brasileños Antonio Dias, Cildo Meireles y Waltercio Caldas, los cubanos casi en general, y también a Liliana Porter, Luis Camnitzer, Juan Manuel Echavarría, Fernando Benedit, Miguel Angel Rojas, Teresa Serrano, Alvaro Barrios, Adán Vallecillo, León Ferrari, entre muchísimos más.

Ellos tienen en común el haber desarrollado una infinidad de variantes de un conceptualismo múltiple que se parece poco a aquel enfoque unidimensional tan popular en el ámbito cultural estadounidense, porque este más fácil de reconocer y explicar. La elegancia ambigua del sur -volcada a la exploración de dispositivos estilísticos con honduras narrativas y metáforas multifacéticas- desentona con los toscos esquemas del norte.

Basta de declaraciones comprometedoras que revelan mis preferencias sobre el carácter «especial» del arte de Latinoamérica.

Antonio Dias, The Illustration of Art / One & Three / Stretchers, 1971, Madera lacada y letras, ca. 110 x 700 x 1,9 cm, Fotografía: Dominique Uldry, Bern, Cortesía: Daros Latinamerica Collection, Zürich

Las entrevistas

Desde el principio, nuestra intención con la Colección Daros Latinamerica fue poner a América Latina en el mapa. He tratado de puntualizar cada aspecto del proceso en muchas entradas de este blog. Ahora surge la pregunta: ¿para qué fue útil todo esto al final? Sin duda, varios artistas se beneficiaron de la Colección, al igual que unos visitantes a nuestras exposiciones. Pero, ¿será que logramos un verdadero cambio para mejorar la escena artística de América Latina en los últimos veinte años? Y si la respuesta es afirmativa, ¿qué ha mejorado? ¿O acaso todo sigue como antes? ¿Es el mismo refrito? ¿Se ha incluso deteriorado la escena? ¿Qué papel jugó la Colección Daros Latinamerica en este fenómeno? Después de todo, no fuimos los únicos que recurrimos de manera creciente a América Latina en los primeros años de este siglo.

En los últimos años, he conversado sobre estas interrogantes con un grupo internacionalmente reconocido de personalidades del mundo del arte latinoamericano. Publicaré estas entrevistas aquí en orden aleatorio, con la esperanza de ofrecer nuevas ideas de reflexión. 

  1. Sigo todas las semanas los textos de Hans Herzog con gran interés, sobretodo por su mirada y profundo interés en continuar un trabajo que comenzó hacia ya varias décadas. Coincido con otros puntos de vista que el arte latinoamericano tiene muchisimo que ofrecer y dialogar con sus pares en Europa. Desde Berlín, me sorprende la ausencia sistemática de la presencia de Latinoamerica. Que en Zurich exista una colección como Daros Latinoamerica – no de 1 o 2 obras por artistas-, sino de un cuerpo de obras representativo, ha sido y es un extraordinario aporte. En tiempos como los actuales, más que cerrar fronteras, habría que seguir abriendo las puertas a los diálogos. Las realidades que se viven en Latinoamerica son acuciantes, vitales y duras. Que el arte siga en su estado de contingencia, a pesar de cierta visibilidad, prueba una vez más, que tendremos que ocuparnos de nosotros mismos. Ojalá puedan volver a tenderse puentes que existían en los 90s y comienzos de siglo. Dejemos de esperar por la aprobación de Europa o USA.

  2. Tu análisis es muy puntual querido Hans, DAROS Latinoamerica contigo hizo un gran trabajo para dar a conocer y entender el arte de esta región que a pesar de todo el inmenso esfuerzo sigue siendo para muchos en Europa, que es tu área natural, Tierra incógnita. Me gusto mucho tu definición del arte conceptual de esta región, creo que es exacto.

  3. Creo que las actividades expositivas y, sobretodo, editoriales, que se generaron a partir de Daros Latinoamérica, contribuyeron a difundir el arte de esta parte del mundo en muchos otras latitudes, estableciendo, por lo menos, los rudimentos de un diálogo inicial. Esta iniciativa se unió a otras, que desde la región misma trataba de trascender ese borde siniestro llamado “centro”. Creo que la interrupción de este proyecto, no dejó llegar a sus últimas consecuencias todo lo que hubiera podido ocurrir en términos de nuevas narrativas híbridas norte-sur, y de ampliar el cerrado canon del centro de occidente. No obstante, toca desde acá, insistir en romper el cerco, y también comunicarnos con otros puntos del amplio “sur” del planeta.

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