Poco después de conocer a este colectivo, que brillaba con vital ambición artística, en la casa de Cristina Vives en La Habana en el año 2000, los tres jóvenes artistas partieron a conquistar el mundo; o más bien viceversa: el mundo los descubrió en exposiciones en Nueva York, Brasil y Europa. Siguieron con una carrera de ensueño que muy pocos artistas logran tener. Hoy son unos profesionales serenos y hábiles. De alguna manera, se las han arreglado para navegar en el mercado del arte sin que los arrastre la marea.
Los Carpinteros fundaron su colectivo en Cuba en 1992. Alexandre Arrechea dejó el triunvirato en 2003 para seguir su carrera por su cuenta, mientras que los otros dos continuaron trabajando juntos bajo su antiguo nombre hasta que finalmente se separaron en 2018.
El poder y potencial del dibujo
Desde el inicio, me fascinó la producción de estos jóvenes, sobre todo sus dibujos en acuarela de gran formato. No tienen parangón en calidad y ejecución. Embelesado, compré un buen número para la colección Daros Latinamerica. Los Carpinteros, sin embargo, ya eran conscientes de su (futuro) valor en ese momento, así que tuve que pasar por un intenso interrogatorio por parte de los tres antes de que me permitieran comprar y finalmente llevarme los dibujos.

Estas obras de arte son conceptos plasmados en imágenes. Muchas veces ha sido técnicamente imposible para los artistas cubanos realizar sus proyectos, dada la precaria situación y la falta de casi todo en el archipiélago. Los Carpinteros intentaron ejecutar los suyos en la forma más sencilla posible, cristalizando sus conceptos una y otra vez, con sumo cuidado, hasta que las ideas se condensaran en su forma más pura, por así decirlo, antes de convertirlas en dibujos: a menudo el único medio posible. Sin embargo, en vista de lo bellos que son estos dibujos, no se echa de menos su materialización física. Es difícil saber cuál de los tres artistas tomó la iniciativa en la creación de una obra determinada. Los propios artistas tampoco ayudan mucho y son más bien taciturnos en este sentido….
Metáforas y alusiones
A lo largo de la historia del arte y la cultura, la metáfora siempre ha servido como arma eficaz contra la ubicua censura de los sistemas dictatoriales. “Idealmente”, opresores y oprimidos otorgan a las metáforas significados opuestos al mismo tiempo.

Después de décadas de un supuesto socialismo, no es de extrañar que los artistas de esta singular isla caribeña, como cuestión de rutina, se enfrenten de manera crítica a las promesas utópicas de una política y una cultura “revolucionarias”. Una vivacidad lúdica y un buen grado de humor negro (sin él es imposible sobrevivir en Cuba) caracterizan las obras de Los Carpinteros. Con múltiples capas de significado y repleto de alusiones —a menudo sólo comprensibles para los entendidos—, su arte se presenta como un conglomerado de supuestas contradicciones, paradojas y absurdos que resplandecen en todos sus rincones y costados. Las extrañas condiciones del “socialismo real” se reflejan en el ocultamiento sistemático de las funciones fijas que cumplían los materiales cotidianos empleados por los artistas. Cualquier intento por determinar el significado de estos objetos tan familiares está condenado al fracaso.
El poder de la ruptura
Los artistas afilan y pulen nuestras percepciones de forma lúdica, desligando los objetos cotidianos de sus funciones reales y desestabilizando sus significados. De esta manera, frustran nuestras expectativas y nos conducen a un espacio entre la realidad y la ilusión, que está lleno de ficciones y proyecciones. Diríase que se mueven con absoluta facilidad y propósito —como peces en el agua— en este espacio tan particularmente cubano, creando con fluidez y gran dinamismo obras emblemáticas, muchas de las cuales ya han pasado a formar parte del canon histórico del arte.
The Decorator’s Home
Muy buen artículo…”entre la ficción y la realidad”…
Grandes artistas, sin duda = Jorge