Arte Latinoamericano

Los difuntos


Siempre me encantó conocer a grandes artistas latinoamericanos. Algunos, cuyo trabajo me interesaba mucho, ya habían muerto. No creas que todo es más fácil cuando el artista no está vivo. Hay que lidiar con los albaceas, quienes por codicia o ignorancia pueden ser capaces de bloquear, o estropear, patrimonios enteros de obras de arte. Y ello no es exclusivo de Latinoamérica. 

Se había vendido toda la obra de una de las mejores 

Gertrud Louise Goldschmidt (1912-1994), mejor conocida como “Gego”, nació en Hamburgo. De origen judío, logró emigrar de Alemania a Venezuela en 1939. Apenas comencé a armar la colección, visité en Caracas a las amables albaceas de su obra artística. En ese momento, sin embargo, el patrimonio de Gego estaba en proceso de reestructurarse y reorientarse; nada se estaba vendiendo. Solo pude comprar algunas de sus obras más pequeñas (aunque buenas) en el mercado del arte, antes de que el auge de Gego —iniciado en Estados Unidos— estallara y los precios de sus obras se dispararan. De todos modos, los mejores trabajos de esta óptima artista ya eran propiedad de la Colección Patricia Cisneros. Con frecuencia ¡y sin recelo! he disfrutado de sus Gegos.

Entregas tardías

Mira Schendel (1919-1988), nacida en Zurich, terminó emigrando a Brasil en 1949, como “persona desplazada” y bajo el nombre de Mirra Hergesheimer. Más adelante se casó con el emigrante alemán Kurt Schendel, propietario de una librería en São Paulo. Pude comprar toda una gama de sus obras maestras en galerías comerciales. No olvidaré mi visita al Gabinete de Arte de Raquel Arnaud en São Paulo en los albores del milenio. Marly Matsumoto me asistió en esa ocasión. Yo buscaba comprar unos monotipos de Schendel. Por desgracia, nadie en la galería estaba interesado ni en mí ni en mi causa. Transcurrió como una hora antes de que me mostraran los grabados, que terminé comprando. Un año después, le pregunté a mi compañera de trabajo en Zürich si los monotipos de Schendel habían llegado sanos y salvos. Me respondió que la galería aún no los había enviado. 

Compras no realizadas

Alcancé a visitar varias veces a la artista Lygia Pape (1927-2004) en su casa en Río de Janeiro. ¡Qué gran artista! Había armado una larga lista de compras de todas las obras maravillosas que me interesaban, pero ella murió antes de que pudiera entregársela. Pasarían muchos años antes de que su hija, Paula Pape, hiciera accesible la obra de su madre, y para entonces los precios habían subido de forma astronómica. Es así como la Colección Daros Latinamerica quedó total y tristemente desprovista de Lygia Pape. Como sucede a menudo, resulta difícil que un extranjero logre estar en el lugar y en el momento correctos para comprar obras de arte brasileñas. Sin una presencia constante en el país —que luego llegué a tener— pasé por alto muchas oportunidades. Dada la opción, los brasileños brindan atención preferencial a sus compatriotas, aunque solo sea por ahorrarse los tediosos procedimientos aduaneros. 

Finales felices

Queda por mencionar a dos artistas, ambas cubanas. Ana Mendieta (1948-1985), cuyo patrimonio es administrado por la Galerie Lelong de Nueva York, posee un cuerpo de obra de tamaño manejable debido a su corta vida. De Belkis Ayón (1967-1999) compré algunas de sus más hermosas obras gráficas en gran formato ¡y de las que aún estoy muy orgulloso! Junto con su hermana Katya, pudimos primero “curar” sus trabajos infectados de hongos mediante un elaborado procedimiento, para luego enmarcarlos. Son obras que en su bello y solemne silencio parecen haberse quedado fuera del tiempo.

Belkin Ayón, Mokongo, 1991, Colografía sobre papel, 198,3 x 138,3 cm, Fotografía: Peter Schälchli, Zürich, Cortesía: Daros Latinamerica Collection, Zürich
  1. Tienes razón de mencionar nuestros grandes artista que tardíamente obtuvieron reconocimiento por sus magníficas obras. Pero habría que incluír los numerosos grandes artistas hoy todavía olvidados y con quiene tenemos una deuda pendiente: de la Vega, Heredia, Suárez, hasta cierto punto Berni y Xul Solar, y tantos mas.

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