Nicola Costantino es una artista excepcional y una de las personalidades más vibrantes de la comunidad artística latinoamericana. Con la minuciosidad de un cirujano y el cuidado amoroso de un patólogo hacia su sujeto, mata y diseca terneros, cerdos y otros animales, moviéndose entre la fauna granjera, embalsamando con sumo placer y haciendo trasplantes, híbridos y fusiones. De haber conocido su obra, Hermann Nitsch se habría puesto verde de la envidia.
Nicola Costantino trabaja con inocencia infantil y cruel elegancia a la vez. Suspendido de un riel en el techo, un cerdito común —alegre en apariencia— da vueltas por encima de nuestras cabezas. A lo mejor va camino al matadero. Cabecitas de gallina hechas de silicona le sirven a Costantino para crear un lindo tapete para un hogar pueblerino; diseña bolsos color carne con anos impresos; su Trilogía de bocas muestra una boca humana de la cual sale un hocico de cerdo con el pescuezo y la cabeza colgante de una gallina. Todo deja una impresión extrañísima y grotesca.

Pero, después de todo, ¿acaso no vivimos en un mundo perverso? Con su arte, Nicola Costantino nos ofrece brutales interpretaciones, no siempre del todo serias.
Entre lo escalofriante y lo misterioso
Los artefactos creados por Nicola Costantino parecen más artificiales que otras manifestaciones artísticas. Presenta espléndidas muñecas mecánicas o criaturitas de aspecto monstruoso en un extraño juego lleno de suspenso que se sitúa entre la magia y la amenaza. También se introduce en sus obras, creando así una nueva figura artística: en el casi psicopatológico y obsesivo despliegue de su propio doppelgänger —o quizás incluso de su propio espectro—, Nicola gira una y otra vez en torno a Nicola.
Glamour con gusto elevado
La obra de Nicola Costantino representa esa absoluta ambigüedad que en última instancia impregna la vida de todos nosotros. Con una ironía sutil y la burla elegante como elementos importantes de su expresión artística, Nicola no se detiene ante sí misma: por ejemplo, cuando, cruel y mordaz, fija en nosotros sus ojos, tan parecidos a los de Bette Davis, revelando un sentido del humor abismalmente negro. Con placer y con éxito, va saqueando la historia del arte en su búsqueda de imágenes siempre nuevas, para parafrasearlas en sus recreaciones, haciendo uso, sobre todo, de sí misma y de su propio rostro o cuerpo. Sin embargo, nunca expone sus objetos al ridículo, y menos a sus autorrepresentaciones, que bordean la locura. Siempre mantiene la distancia necesaria en un precario y deslumbrante juego que oscila entre el kitsch, el cliché, el mal gusto y la insaciable codicia por el glamour y la belleza, impulsada por una inagotable necesidad de crear nuevos objetos del deseo.
Evita como Nicola – Nicola como Evita

Huelga decir que todo ello implica una buena cantidad de obsesiones personales y una decidida inclinación hacia el morbo y la decadencia. Por supuesto, Costantino no podía dejar de lado a la figura de Eva Perón. La excepcional instalación de la artista para la 55 Bienal de Venecia en 2013, Rapsodia inconclusa —un fabuloso panóptico, muy fiel al sentido estético de Costantino— causó un serio revuelo político y discusiones moralizantes en su Argentina natal.
Las presentaciones estetizantes de Nicola Costantino son implacables y despiadadas, de una elegancia inigualable y sin precedentes; de ello deriva su poder explosivo y su encanto excepcional. Uno tiene la impresión de que el designio original de Nicola Costantino está contenido casi al 100% en sus artefactos: algo muy raro en el mundo del arte.
Magnifico artista, lucido, ciertamente muy lucido
Gracias Hans
P
Notable. En verdad una mirada muy lúcida en torno al arte de esta artista siempre inquieta y muy crítica de su historia personal y nacional b