«El valor poético de una obra sí tiene la posibilidad de transformar al espectador hasta cierto punto». (Oscar Muñoz, 2004)
El poder y lo efímero de la memoria son el eje de la obra de Óscar Muñoz. Expresa artísticamente el hecho de que la memoria –y el tiempo, que está ligado a ella– es relativa, nunca puede captarse por completo; permanece en constante cambio y, en última instancia, se nos escapa, pese a todos los esfuerzos que hagamos.
Panta rhei
La materia prima de este artista es la fotografía, que él enajena y transforma, sometiéndola a una gran variedad de procesos técnicos autoinventados y estéticamente muy sofisticados. Metáforas del surgimiento y la desaparición, del ciclo eterno de la vida y la muerte, definen en un sentido muy poético toda su obra. Con un enfoque magistral y sutil, nos muestra artísticamente que en la vida solo el cambio posee continuidad. En mi opinión, Óscar Muñoz es uno de los poquísimos grandes artistas contemporáneos en el mundo que ha abordado con éxito y coherencia el complejo tema de la memoria.
Modestia
La obra de Óscar es maravillosamente inteligible; podemos rastrearla de forma clara y coherente en su desarrollo artístico a todo lo largo de su vida, desde sus primeros dibujos al carboncillo hasta su posterior –en ese momento pionero– descubrimiento de la fotografía como medio artístico y sus composiciones multimedia, que desde entonces informaban su trabajo. Cuando lo visitaba en Cali siempre observábamos sus obras con detenimiento, analizándolas y discutiéndolas en detalle. Asimismo, intercambiamos nuestras reflexiones sobre los pros y contras, y la viabilidad de lugar a dudas: el espacio artístico que estaba proyectando y que luego establecería en Cali. Óscar siempre ha sido muy modesto y, a la vez, muy decidido cuando lo ha considerado necesario. La petulancia le es por completo ajena; prefiere adoptar una actitud de prudente espera; vacilante en apariencia.
Memoria
Sin embargo, pronto tomé conciencia de que es un maestro de su oficio y que sabe transformar su «sujeto» –la memoria– en imágenes sencillas y, por ello, aún más emblemáticas. En términos de política, Óscar Muñoz sin duda entra en territorio peligroso con este tema, particularmente en su país de origen, Colombia, donde la memoria a menudo se suprime a propósito. Pero, como todo arte destacado, su obra también tiene un significado y una validez universales. Nos aclara que es imposible escribir una sola historia «correcta» y que no existe una sola memoria «verdadera» acerca de lo que sea, porque cualquier proceso observado por mil personas se percibe de mil maneras diferentes. Y todas estas interpretaciones individuales van cambiando sin cesar, desde la primera percepción en adelante.

Re/trato
Con un pincel mojado en agua y sobre una piedra caliente, el artista dibuja de memoria el retrato de un hombre. Tan pronto acaba de completar los rasgos retratados, estos se evaporan y disuelven en el aire, en una tarea interminable que el artista, a la manera de Sísifo, se propone reintentar una y otra vez. «Re/trato» (2003) significa ‘retrato’ y también ‘reintento’. A la vez, crear algo permanente y duradero a partir de la memoria es una hazaña imposible. La imagen recordada en toda su precaria existencia está sujeta a una transformación incesante; la memoria y el tiempo fluyen continuamente. ¿Es posible recordar lo mismo una y otra vez? ¿Cómo se estructura nuestra memoria? ¿Qué constituye nuestra memoria? Estas preguntas surgen automáticamente y esperan respuesta.
«Línea del destino» (2006) es una obra conceptualmente similar. La imagen del artista se refleja en la superficie del agua que sostiene en su mano ahuecada, de donde por supuesto desaparece inevitable, dramática y lentamente: el Narciso que debe presenciar su propia desaparición y decadencia…

Y está «Aliento» (1996): Muñoz trabajó con placas redondas de acero pulido que parecen espejos, impregnándolas de retratos tomados de esquelas fúnebres aparecidas en diarios. Al inicio, sólo vemos nuestra propia imagen en el disco. Con el aliento de nuestra respiración aparece el retrato de una persona desconocida, a la que podemos darle forma por un instante, al tiempo que nuestra propia imagen desaparece a medida que la otra imagen se va formando de la nada. Cuando dejamos de exhalar y por fuerza volvemos a inhalar, el otro retrato se desvanece y enseguida vuelve a sobreponerse nuestra propia imagen. Muñoz alude al circuito perpetuo de la vida y la muerte, desde la primera inhalación del recién nacido a la última exhalación del moribundo. Este proceso no puede detenerse nunca; la vida está en perene transformación y, con ella, nuestros recuerdos del pasado. Lo único que posee continuidad es el cambio.

Creado por Oscar Muñoz y Sally Mizrachi, Lugar a dudas es un centro de arte contemporáneo en Cali que ofrece espacios y oportunidades para alojar proyectos y discusiones externos, propuestos por grupos, artistas y comunidades de Cali, el resto del país, Latinoamérica y más allá. El interés de Lugar a dudas se ubica en las intersecciones y los márgenes entre las artes visuales, las prácticas culturales y la búsqueda de diálogos incluyentes y expansivos que ofrezcan nuevas visiones sobre la realidad de la ciudad y sobre las maneras de organizarse y tener lugar en el mundo.
www.lugaradudas.org
Buenísimo. Uno de mis artistas favoritos!!!!!! Gracias por compartir!
Hans un abrazo grande y ya tu sabes… Así como has expresado… La modestia
Un gran abrazo a los Caleños. A Sally y a Oscar y a mi queridísimo amigo del alma.
Lograste la inmortalidad oscar un abrazo fabio arrrechea
Eres grande oscar
Buen artículo. La memoria persistente …La memoria SIEMPRE SIGUE. Mi abrazo querido Herzog 🇨🇴❤️